Mucho se ha hablado sobre Walt Disney y el rumor más extendido en el imaginario colectivo es que está congelado a la espera de ser resucitado cuando los avances en medicina permitan la curación del avanzado cáncer de pulmón que padeció durante sus últimos meses de vida.
Sin embargo no tantos conocen que uno de los motores de su vida y, a la postre el secreto de su éxito, fue la pasión por el trabajo.
Esta pasión le llevó a estar en constante batalla por superarse a sí mismo. Además supo contagiar a toda su plantilla y personas de su entorno de su ilusión, lo cual generó un ambiente de trabajo envidiable que se transformó en logros y obras maestras de la animación.
Walt cuidaba mucho los detalles y por ello en las áreas de trabajo se preocupaba de que todos los elementos fomentarán la fantasía y la imaginación.
La innovación era otra de sus máximas y por ello se lanzó sin miedo a abismos desconocidos como la creación del parque temático Disney World, que con el paso de las décadas se ha convertido en el resort de ocio más importante del planeta.
Otra de sus ideas relacionada con su dedicación al trabajo era que creía firmemente que cuando alguien no encontraba empleo debía de crear su propia empresa.
Walt Disney cuidaba los detalles, innovar y se entregaba a su trabajo. Los resultados todos los conocemos. Especialmente hay que estar agradecido a su legado, que sigue ilusionando a los pequeños de todas las familias del mundo.
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