La idea es encontrar una forma de aventarte a tu día con una mentalidad productiva. Si tachar algunos pendientes fáciles de tu lista te motiva para empezar, ¡hazlo! Si te encanta terminar esa complicada tarea antes que cualquier otra cosa, entonces ¡vamos, hazlo!
4. Usa preguntas que te orienten para seguir concentrado.
A lo largo del día, cuando sientas que tu concentración va disminuyendo o te encuentres haciendo tareas poco significativas o sin importancia solo por hacer algo, pregúntate lo siguiente:
¿Qué es lo más importante que podría estar haciendo en este momento?
¿Cómo podría hacer esto de manera más eficiente y rápida?
¿Cuál sería la mejor forma de realizar esto?
Estas simples preguntas son sumamente poderosas y puedes usarlas para recuperar tu concentración y mantener tu atención en las cosas que la necesitan. ¿Realmente estás haciendo lo que deberías estar haciendo? Si no, ¿qué es lo que deberías estar haciendo? El objetivo es ser más consciente de la forma en la que estás empleando tu tiempo y no permitir que los minutos simplemente pasen. Si estás tomando un descanso, está bien, pero asegúrate de haber establecido el tiempo correcto para esa pausa, y qué tarea planeas hacer cuando regreses a trabajar.
5. Hazlo ahora mismo.
La única forma de hacer las cosas es haciéndolas. Es así de simple, pero en ocasiones posponemos algo porque nos atoramos haciendo otra cosa, o nos enfocamos en un proyecto a futuro. Pero si hay algo que necesite hacerse, ¡hazlo!
Por lo general, aparecen cosas pequeñas a lo largo del día, cosas que vamos dejando de lado porque estamos haciendo algo más. Si eso pequeño puede resolverse relativamente rápido, entonces no lo pospongas, simplemente hazlo en el momento en que aparece.
Esto evita la procastinación y hace que nuestras listas de pendientes dejen de crecer y crecer con pequeñas tareas que eventualmente nos llevarán todo un día. Si haces estas pequeñas actividades conforme salen, te darás más tiempo para concentrarte en las cosas grandes e importantes.
6. Construye descansos mentales.
Nuestros cerebros solo son capaces de concentrarse en algo de manera continúa durante un periodo determinado de tiempo. Al tomarte pequeños descansos, idealmente cada hora, le das a tu mente la oportunidad de relajarse para que pueda volver a concentrarse.
El psicólogo Alejandro Lleras encontró que los participantes a los que se les daban pequeños descansos durante actividades de 50 minutos tenían un mejor desempeño que los que trabajaban sin parar. Lleras descubrió que pequeñas distracciones de una tarea pueden mejorar drásticamente la capacidad de una persona para concentrarse en esa tarea durante más tiempo.
El estudio analizó un fenómeno llamado ?decremento de vigilancia? o la disminución de los ?recursos de atención?. Esto puede ocurrir cuando empiezas a tener un mal desempeño en una tarea para la que te está costando trabajo concentrarte. Ahí es cuando deberías darte una pausa mental. Esto le permite a tu cerebro desactivar, y luego, cuando regreses a trabajar, tu mente será capaz de concentrarse mejor.
7. Reflexiona sobre lo que has logrado y cómo podrías mejorar.
Al final del día, date unos minutos para reflexionar. Pregúntate cosas que te ayudarán a evaluar tu desempeño y las cosas que podrías hacer mejor. Por ejemplo:
¿Qué logré hoy?
¿Logré todo lo que quería hacer?
¿Qué hice bien?
¿Qué errores cometí?
¿Qué decisiones tomé?
¿Por qué decidí eso y no lo contrario?
Esas decisiones, ¿fueron efectivas?
El objetivo es ver con claridad lo bien que estás haciendo tu trabajo. Si lo haces de forma regular, puedes evaluar si estás progresando hacia tus objetivos y podrás observar más fácilmente cuáles son las áreas en las que necesitas mejorar.
8. Prepárate para mañana.
Este simple ritual te garantiza mejorar tu productividad al día siguiente. Tómate unos minutos al final del día y di en voz alta cuáles son tus objetivos para el siguiente, aquí tendrás también la oportunidad de pensar en el proceso que te llevará a lograr todo lo que quieres hacer. Considera las siguientes preguntas:
¿Cuáles son tus prioridades más altas?
¿Qué tareas debes hacer sin lugar a dudas?
¿Qué problemas podrían surgir?
¿Qué retos podrían restarte concentración?
Por lo general, nos mantenemos razonablemente concentrados hasta que algo se interpone. Puede que sea una llamada telefónica, o un correo que absorba toda nuestra atención. Puede que te enganches en una conversación con alguien. Piensa en cómo podrías evitar estos eventos y prepárate para lo que viene.
Fuente: entrepreneur.com
Autor: Deep Patel.